Jacob (el que toma por el calcañar o el que suplanta).

Padre del pueblo hebreo, cuya vida transcurrió, probablemente, en el siglo XVIII a.C. Fue hijo de Isaac y Rebeca y hermano gemelo de Esaú. Nació como respuesta a la oración de fe de su padre (Gn 25.21). Su historia aparece en Gn 25.21–50.14. Desde antes de nacer, su madre supo, por revelación divina, que en su seno se originarían dos grandes naciones ya divididas entre sí. Esaú nació primero, pero Jacob le siguió asido de su talón (Gn 25.22–26). Según la Ley antigua, la primogenitura le correspondía a Esaú, pero Jacob, con notable astucia, la consiguió de su hermano a cambio de un guisado (Gn 25.29–34; Heb 12.16).

Aconsejado por su madre, Jacob obtuvo con engaño la bendición paterna (Gn 27.1–29), y Esaú, indignado, prometió matarlo (Gn 27.41). Como consecuencia, Rebeca misma se vio obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a Harán, con el pretexto de elegir esposa allí (Gn 27.42–28.5; Os 12.12). Durante su viaje Jacob tuvo una visión que le afectó profundamente: veía una escalera que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que subían y bajaban. En aquel lugar Dios confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob erigió un altar, llamó a aquel lugar Bet-el (casa de Dios) e hizo voto ante Dios (Gn 28.11–22).

Una vez en Harán Jacob permaneció con su tío Labán, a quien sirvió siete años para poder recibir a Raquel como esposa. Sin embargo, debió trabajar siete años más, Labán le entregó primero a Lea, su hija mayor (Gn 29.9–28). De Lea, Jacob tuvo seis hijos varones: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón, y una hija, Dina; de la esclava de Lea tuvo a Gad y Aser. De la esclava de Raquel tuvo a Dan y Neftalí. Como respuesta divina a los ruegos de Raquel también tuvo con ella dos hijos, José y Benjamín, quienes llegaron a ser los favoritos de Jacob. Todos, excepto Benjamín que nació en el camino de Efrata (Belén) y costó la vida de su madre (Gn 35.16–19), nacieron en Padan-aram (Gn 35.23–26).

Gracias a su astucia, Jacob prosperó tanto que provocó la envidia de los hijos de Labán. Como consecuencia, para zanjar las desavenencias y por indicación divina, se volvió a Canaán, pero Labán lo persiguió y alcanzó. Este le propuso celebrar un pacto (Gn 31), se separaron amistosamente y Jacob pudo proseguir su viaje. Al pasar por Mahanaim le salieron al encuentro ángeles de Dios (Gn 32.1, 2). Por temor de su hermano Esaú, planeó hábilmente el encuentro con él. La noche anterior luchó con el ángel de Jehová y, en consecuencia, obtuvo una bendición. Fue entonces cuando recibió el nombre de Israel, «el que lucha con Dios» (Gn 24.32; Os 12.3, 4), nombre que se perpetuó en «los hijos de Israel» (Gn 42.5; 45.21), y llegó a abarcar a todo el pueblo elegido de Dios. Jacob llamó a aquel lugar Peniel (el rostro de Dios).

Después de su reconciliación con Esaú, Jacob se instaló en Siquem (Gn 33.18), pero debido al ultraje de que fue objeto su hija Dina, y a la consecuente venganza de Simeón y Leví contra la ciudad, tuvo que dejar Siquem. Marchó a Bet-el, donde Dios le confirmó sus promesas (Gn 35.1–15). Después llegó a Hebrón, a tiempo para sepultar a su padre (Gn 35.27–29).

La predilección de Jacob por José y los sueños de este le crearon serios problemas de celos entre sus hijos. Una día los propios hermanos vendieron a José y le hicieron creer a Jacob que había muerto (Gn 37). No sería sino años después, cuando fueron a Egipto debido a una escasez de alimentos, que Jacob y el resto de sus hijos descubrirían que el gobernador de aquella tierra era José (Gn 42–45). Jacob y sus demás hijos se instalaron en la tierra de Gosén, donde vivió diecisiete años más (Gn 46–47.28). Murió cuando tenía más de ciento treinta años, rodeado de sus hijos y después de otorgar a cada uno su bendición (Gn 48 y 49). Lo llevaron a Canaán para sepultarlo en la cueva de Macpela, como siempre deseó (Gn 50.1–14).

El nombre de Jacob aparece en las genealogías de Jesús (Mt 1.2; Lc 3.34). Es muy significativo que se mencione con Abraham e Isaac ocupando un lugar predominante en el Reino (Mt 8.11; Lc 13.28). Los Evangelios Sinópticos registran la mención que Jesús hace de Éx 3.6 (Mt 22.32; Mc 12.26; Lc 20.37). Esteban menciona a Jacob en su discurso (Hch 7.12–15, 46), y Pablo en Ro 9.11–13; 11.26. Finalmente el patriarca aparece en Heb 11.21 como uno de los héroes de la fe.

Otro Jacob, padre de José, aparece en la genealogía de Jesús según Mt 1.16.

 

Linaje Escogido

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