Eliseo

(Dios es mi salvación). Profeta del siglo IX a.C. en Israel, ungido por  Elías. Hijo de Safat y natural de Abel-mehola, en el valle del Jordán; posiblemente pertenecía a una familia pudiente (1 R 19.19). Sirvió a Elías como criado durante ocho años.

Su ministerio, si se considera desde su llamado, abarca el final del reinado de  Acab y los reinados de Joram,  Jehú,  Joacaz y  Joás, reyes de Israel. Su ministerio profético comienza después del arrebatamiento de Elías, a quien previamente pidió «una doble porción» de su espíritu (2 R 2.9), frase que recuerda el lenguaje y pensamiento de Dt 21.17.

La vida de Eliseo se relata en 1 R 19.19–21; 2 R 2.1–8.15; 9.1–13; 13.14–21, aunque no es posible establecer con exactitud el orden cronológico de los sucesos. Su influencia es notoria en la vida política de Israel, pues predice la victoria milagrosa sobre Moab (2 R 3.4–25), descubre el lugar secreto del campamento de Siria (2 R 6.8–12), predice el final del sitio y hambre de Samaria (2 R 7.1), los siete años de hambre en la tierra de Canaán (2 R 8.1), la muerte de  Ben-adad rey de Siria y el reinado, en su lugar, de  Hazael (2 R 8.7–15). Encarga la unción de Jehú como rey de Israel a uno de los hijos de los profetas, sobre quienes parece ejercer cierta autoridad (2 R 9.1–6), y predice también la victoria de Israel sobre Siria (2 R 13.14–19).

Sus  Milagros superan en número a los que Elías realizó: separa las aguas del Jordán (2 R 2.14), purifica las aguas de Jericó (2 R 2.19–22), hace llenar de aceite las vasijas vacías en la casa de una viuda (2 R 4.1–7), resucita al hijo de la sunamita (2 R 4.18–37), neutraliza el veneno de un potaje (2 R 4.38–41), multiplica el pan para alimentar a cien varones (2 R 4.42–44), cura la lepra de Naamán, general del ejército sirio (2 R 5.20–27), hace flotar un hacha perdida en las aguas del Jordán (2 R 6.1–7), ora y consigue que su siervo vea los ejércitos celestiales dispuestos a su favor (2 R 6.15–17), hiere con ceguera temporal al ejército de Siria (2 R 6.18–20) y, por último, se coloca un muerto en la misma tumba de Eliseo y resucita al solo contacto con los huesos del profeta (2 R 13.21).

Eliseo completa la obra de Elías destruyendo en esa época el culto a Baal. Muere durante el reinado de Joás, lamentado por el pueblo y el rey (2 R 13.14–20). En el Nuevo Testamento solo se menciona una vez (Lc 4.27).

 

Linaje Escogido

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